A principios del mes de marzo nos
abandonaron por distintas circunstancias -inclemencias del tiempo y torpezas humanas- algunos "vecinos" que
durante muchos años nos acompañaron silenciosamente. Nos referimos a los árboles que han tenido que
ser talados, algunos de ellos en la placita que hay frente al núm. 26 de la calle de Diagonal, porque sus raíces
habían tomado tal dimensión que las aceras no podían garantizar su estabilidad
sin causar peligro. Al efectuar la reparación de las aceras se ha optado por quitarlos, sin reparar en su sustitución por otros árboles más adecuados a su entorno. Así pues, el espacio que ocupaban ha sido cubierto por las baldosas. Más adelante podremos comprobar si la sabia naturaleza hace que los que han quedado puedan recoger las
energías que les restaban sus compañeros mejor situados.
Pero sin duda la situación más llamativa tuvo con el ejemplar que había al lado de la panadería Va de Pa, en el número 30 de la calle de Diagonal. El pobre
"vecino" llevaba años quejándose e inclinándose de tal manera que llamaba la
atención, lo que indujo a que se solicitara meses atrás alguna actuación por
parte del Ajuntament. En honor a la verdad hay que decir que se estaban tomando medidas para paliar la inclinación, como
colocar un soporte de apoyo y así poder salvarlo. El triste final es que la altura de las
ramas por falta de poda y una ráfaga de viento terminaron por abatirlo sobre la
pared del edificio contiguo.
La necesaria actuación de
emergencia por parte de los bomberos activó la curiosidad de los vecinos y el
consiguiente encogimiento de hombros ante un hecho previsible: el viejo “vecino
silencioso” acabó apoyándoe lentamente donde pudo como diciendo:
–Os lo he advertido. No
quiero hacer daño a los que tantos años han pasado a mi alrededor, a los que aprovecharon
mi sombra, a los que respiraron mi oxígeno… pero no puedo más, necesito apoyo.
Evidentemente, el apoyo humano
llegó tarde, y la caída hacia cualquier otro lado podía haber supuesto fatales
consecuencias. A partir de ahora, todo ya es un recuerdo.
El objetivo futuro es evitar
situaciones de este tipo. Lo más probable, lamentablemente, es que, desde el punto de vista económico, los
árboles no se repondrán porque hay poco presupuesto para ello, ni incluso para su
mantenimiento, pero la miopía política nos impide ver que con una actuación controlada y periódica se podría evitar el coste de la actuación de emergencia de los
bomberos, que seguro que supera con creces el mantenimiento dedicado a estos menesteres por el Ajuntament.
Una de las prioridades de la Plataforma es hacer
partícipes a los vecinos y vecinas de las inquietudes que puedan generarles estas situaciones, y para canalizar toda esta energía nos ponemos a su disposición: si cuidamos aquello que consideramos imprescindible habrá un futuro esperanzador para nuestros hijos.
En nuestras manos está la
“participación constructiva”. El resultado final dependerá de ello.